Billones de miocitos, o células musculares, conforman el tejido muscular. Estos pueden contraerse pasándose proteínas, conocidas como actina y miosina, unos a otros. Su capacidad para cambiar de forma les permite generar la fuerza de tracción colectiva que realiza el trabajo físico del cuerpo:
- el movimiento,
- el mantenimiento de la postura,
- la respiración,
- la regulación de la temperatura,
- la comunicación,
- la circulación sanguínea, y
- la constricción de órganos y vasos sanguíneos.
Los músculos llevan a cabo el trabajo que mantiene sanos todos los demás tejidos y órganos del cuerpo. Eso explica por qué los atletas, que se concentran en desarrollar y entrenar los músculos, gozan de muy buena salud. Los músculos también almacenan y regulan sustancias, como los aminoácidos y la glucosa, por lo que son fundamentales para la salud de todas las células del cuerpo humano.