Los músculos llevan a cabo las tareas físicas del cuerpo

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Billones de miocitos, o células musculares, conforman el tejido muscular. Estos pueden contraerse pasándose proteínas, conocidas como actina y miosina, unos a otros. Su capacidad para cambiar de forma les permite generar la fuerza de tracción colectiva que realiza el trabajo físico del cuerpo:

  • el movimiento,
  • el mantenimiento de la postura,
  • la respiración,
  • la regulación de la temperatura,
  • la comunicación,
  • la circulación sanguínea, y
  • la constricción de órganos y vasos sanguíneos.

Los músculos llevan a cabo el trabajo que mantiene sanos todos los demás tejidos y órganos del cuerpo. Eso explica por qué los atletas, que se concentran en desarrollar y entrenar los músculos, gozan de muy buena salud. Los músculos también almacenan y regulan sustancias, como los aminoácidos y la glucosa, por lo que son fundamentales para la salud de todas las células del cuerpo humano.

La disminución de la masa muscular afecta la salud de todo el cuerpo

Debido a que los músculos son el sostén de todos los tejidos, las enfermedades asociadas a la salud muscular pueden provocar la aparición de dolencias en otros órganos. Por ejemplo, la pérdida de masa muscular con la edad no solo causa una disminución de la fuerza, sino que también afecta el metabolismo y el consumo de oxígeno. Esto afecta a todas las células del cuerpo humano y puede conducir a un debilitamiento total que impide que muchos adultos mayores lleven una vida independiente y gratificante.

Una dieta saludable equilibrada con ejercicio y descanso puede proporcionar nutrientes y estímulos para que los músculos se mantengan fuertes y funcionales. Debido a que la salud muscular beneficia a todas las células del cuerpo, reduce el riesgo de enfermedad y ayuda a mantener la vitalidad.

La pérdida de masa muscular ocurre cuando el cuerpo degrada las proteínas más rápido de lo que puede sintetizarlas. Después de los 40 años, una persona promedio pierde del 1 al 1,5 % de su masa muscular cada año. Esta tasa aumenta con el tiempo hasta que a la edad de 80 años, una persona promedio habrá perdido entre el 30 y el 40 % de su masa muscular total y del 20 al 40 % de su fuerza. Si bien se trata de un proceso natural del envejecimiento, existen otros factores que pueden acelerarlo. Las enfermedades, las lesiones, la inactividad y una mala alimentación son los principales factores que pueden aumentar la tasa de pérdida de masa muscular y obstaculizar la capacidad del cuerpo para volver a desarrollar el músculo perdido.

 

Incluso las personas que experimentan una pérdida de masa muscular mínima pueden notar los efectos. Es posible que no puedan hacer ejercicio durante mucho tiempo ni entrenar con gran intensidad. Quizás no puedan subir con una bolsa de comestibles hasta un tramo de escaleras sin sentirse cansadas. Además, suelen ser más propensas a lesionarse. Con el tiempo, si la pérdida de masa muscular continúa, puede afectar la calidad de vida general.

 

¿Qué ocasiona la pérdida de masa muscular?

  • Enfermedades o lesiones
  • Esfuerzo físico excesivo o sobreentrenamiento
  • Dietas o restricción calórica
  • Mala alimentación
  • Falta de actividad

La mala salud muscular tiene efectos negativos en lo siguiente:

  • el peso y la composición corporal,
  • el rendimiento deportivo,
  • la capacidad para llevar un estilo de vida saludable,
  • la salud de las articulaciones y la movilidad,
  • la calidad de vida general, y
  • la salud metabólica.

Los músculos son esenciales para la función metabólica, la fuerza, la resistencia y la salud y el bienestar generales.

Además de sus tareas principales de mantener y posibilitar la locomoción, la respiración y la postura, los músculos son fundamentales para mantener el equilibrio en el metabolismo de las proteínas de todo el cuerpo. Sin la ingesta de nutrientes, el músculo actúa como un almacén de aminoácidos, lo que le permite al cuerpo mantener la síntesis de proteínas en los tejidos y órganos vitales. En otras palabras, ante la ausencia de nutrientes, el cuerpo depende de los músculos para mantener una función corporal normal.

Estos son algunos otros beneficios de tener músculos sanos:

  • Menor riesgo de sufrir lesiones. Los músculos fuertes pueden mejorar el equilibrio y reducir el riesgo de caídas.
  • Poder mantenerse activo, hacer ejercicio o trabajar más ayuda a preservar la fortaleza ósea.
  • Mayor índice metabólico. El índice metabólico es la velocidad a la que el cuerpo quema calorías. Los músculos queman muchas más calorías que la grasa: una libra (medio kilogramo) de músculo quema entre 7 y 10 calorías por día, en comparación con una libra de grasa, que solo quema de 2 a 3 calorías por día.

 

Parte 1: Qué son las proteínas

Después del agua, las proteínas son uno de los componentes más importantes del cuerpo y, a veces, también se las llama “los pilares de la vida”. Las proteínas se componen de muchas unidades más pequeñas denominadas aminoácidos. Se dice que algunos aminoácidos son “esenciales” porque el cuerpo humano no puede producirlos. En cambio, deben adquirirse a través de la alimentación. El cuerpo no puede almacenar aminoácidos individuales, por lo que necesita un consumo diario de estos en forma de proteínas.

Parte 2: Proteínas y salud muscular

Para mejorar la función y la fuerza de los músculos, se necesita una ingesta proteica adecuada. Las proteínas suministran aminoácidos que no solo estimulan la síntesis de las proteínas miofibrilares (la unidad básica de las células musculares), sino también de las proteínas mitocondriales necesarias para producir energía, por lo que es probable que el aumento de los aminoácidos a través de la ingesta de proteínas mejore la función metabólica general de los músculos.

A fin de mantener una función corporal saludable, metabolizamos constantemente las proteínas para reemplazar lo que se ha dañado por el funcionamiento normal o por factores de presión externos como el entrenamiento, la actividad, las enfermedades o las lesiones. Lo ideal es que la síntesis de proteínas (creación de nuevas proteínas) y la degradación de proteínas (liberación de los aminoácidos de las proteínas) estén en equilibrio. Cuando las proteínas se degradan más rápido de lo que se sintetizan, generalmente se pierde masa muscular. Un concepto erróneo común es que un mayor consumo de proteínas por sí solo puede remediar el problema.

 

 

Una mayor ingesta de proteínas no siempre resuelve el problema de la pérdida de masa muscular

Aunque consumir proteínas ayudará un poco, es posible que consumir la cantidad suficiente para contrarrestar con eficacia los efectos de la pérdida de masa muscular no sea realista; además, otros factores subyacentes, como la edad, pueden reducir la respuesta de los músculos al aumento del consumo de proteínas. El consumo de proteínas de alta calidad, como las que se encuentran en los productos de origen animal, o una mezcla de proteínas vegetales es una forma de garantizar que obtengamos la ingesta adecuada de proteínas. En general, se considera que el consumo de 30 gramos de proteínas de alta calidad tres veces al día (mañana, tarde y noche) suministra aminoácidos suficientes para la mayoría de los adultos.

El aumento de la ingesta de proteínas muy por encima de esta cantidad, normalmente, no proporciona ningún beneficio adicional y, de hecho, puede sumar calorías no deseadas.

Bibliografía
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Última consulta: 16 de mayo de 2018.
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Última consulta: 17 de mayo de 2018.